Gracias padre por cada respiración, por cada latido de mi corazón, que sólo dicen una sola cosa: me estás bendiciendo con la vida.
Aunque a veces no soy consciente de ello.
Tu regalo más valioso, mi mayor riqueza.
La oportunidad de cada día, estoy con vida porque Dios así lo quiere, seamos dignos de ello.
Algún día dejaré de respirar, mi corazón se detendrá y mi camino tendrá un fin; sin embargo mientras siga acá agradezco al todopoderoso esta bendición de disfrutar de su obra.
Eglee Yadira
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