Desde
niña el atardecer me transmitía tristeza y es lógico ya que te conectas con ese sentimiento cuando tienes la idea de “un día que se despide”…
Siempre
he vibrado más con el amanecer. Sin embargo en el transcurso de los años he
podido percibir el atardecer de una manera distinta, con un significado grandioso. Ya que una vez que regresamos a casa, luego de todo
un día de trabajo, de afán o de
diversión, disfrute, es la oportunidad de agradecer a Dios por todo lo sucedido
durante esas horas.
Puedes
mirar el horizonte complacido porque diste lo mejor de ti, por dar un paso más
hacia tu meta… o tal vez porque fue
divertido y fuiste muy feliz.
Es
decir dar Gracias por ese día maravilloso; Sin embargo es importante resaltar que para que haya sido grandioso, productivo es porque tú lo
decidiste así y el cielo te apoyó, no porque fue suerte o el destino lo quiso
así. Entonces mientras ese sol se oculta anunciando la llegada de la noche, te
sientes satisfecho. Quizás con cansancio, pero esa sensación de que lo
aprovechaste, de que cada situación que se presentó la viviste a plenitud o de
la mejor manera que pudiste.
Cuando
cierras tu jornada con esa impresión, te llenas de entusiasmo por vivir. No
obstante cada atardecer es único, tiene
su encanto, su magia… tal vez no todos
puedan ser tan felices…. algunos serán
de reflexión, sé consciente de ellos,
vive cada uno en tu momento presente. E.Y.F.M.
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